sábado, 11 de febrero de 2012
No hay horario para la Musa...
... Y sí. No hay hora, día ni nada. Cuando la musa me ataca, así sea de madrugada, siento la necesidad imperiosa de levantarme y empezar a dibujar, escribir... Y claro, después son las 8 de la matina y me caigo de sueño, pero vale la pena. Y como es de esperarse, Luly no me comprende. No entiende por qué corno no apago las luces y vuelvo a la cama, a roncar con ella... En fin, los artistas somos así, imcomprendidos!!
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